En el mes pasado de febrero, un hito histórico marcó el All Star Game cuando, por primera vez, uno de los equipos superó los 200 puntos en un solo partido. Encabezados por Damian Lillard y Tyrese Haliburton, la Conferencia Este se alzó con la victoria, estableciendo así un nuevo récord de puntuación en un evento que se desvía notablemente de los estándares de la liga.
Este cambio de formato, de regreso a la competencia entre Este y Oeste para la edición pasada, ha abierto la puerta a una nueva idea en la NBA. Una propuesta que ha estado circulando en redes sociales, medios de comunicación y entre los aficionados durante años: un enfrentamiento entre Estados Unidos y el resto del mundo. Esta idea ha sido confirmada por el comisionado de la NBA, Adam Silver.
Un partido que devuelve la competitividad
En una entrevista con la leyenda de la NBA, Charles Barkley, en CNN, Adam Silver, comisionado de la NBA, abordó el tema del formato del All Star Game. «Hemos reflexionado mucho sobre ello», expresó Silver cuando se le preguntó al respecto. Señaló que ninguna de las ediciones recientes ha sido lo suficientemente competitiva como para mantener un proyecto por más de dos o tres años, y la liga está en búsqueda de una solución. Esta solución pretende revitalizar el All Star Game, el punto culminante del fin de semana de las estrellas. Silver reconoció que ha sido un gran fin de semana, pero que la falta de competitividad en el partido en sí ha sido evidente, un problema que intentan resolver tocando un aspecto clave en Estados Unidos: su orgullo.
¿Ganaría USA?
Después de registrar tres derrotas en ocho partidos durante el pasado Mundial ante Lituania, Alemania y Canadá, USA Basketball ha optado por enviar un equipo similar al legendario Dream Team para los próximos Juegos Olímpicos, incluso fichando a Joel Embiid como pívot. Existe la sensación de que solo la idea de una posible derrota frente a un equipo internacional podría motivar a los jugadores estadounidenses seleccionados a tomarse el partido en serio.
En términos de talento y jugadores, la balanza nunca ha estado tan equilibrada, con figuras como Giannis Antetokounmpo, Nikola Jokic y Joel Embiid recibiendo los últimos cinco premios al Jugador Más Valioso (MVP), y con la certeza de que el ganador de este año, ya sea Jokic, Shai Gilgeous-Alexander o Luka Doncic, tampoco será de nacionalidad estadounidense. Nunca antes ha habido tantos jugadores internacionales de tan alto nivel compitiendo en la NBA.
Atractivo, pero no definitivo
Sin embargo, el desafío también reside en los jugadores europeos. Hasta ahora, ni Jokic ni Doncic han abordado el partido con seriedad, conscientes de que se trata de un encuentro amistoso de exhibición. Por esta razón, Adam Silver podría estar considerando otras opciones. «Creo que tal vez, en lugar de intentar forzar un partido de baloncesto altamente competitivo, algo que no estoy seguro de que los equipos o los jugadores realmente deseen, deberíamos explorar diferentes enfoques y convertirlo en una celebración del baloncesto», agregó. Una opción sobre la mesa podría ser un formato en el que el resultado no tenga relevancia. «Creo que hemos llegado al punto en el que no vamos a presenciar un partido verdaderamente competitivo», admitió Silver, quien citó el concurso entre Sabrina Ionescu y Steph Curry como ejemplo de cómo podrían ser las cosas.
El fin de semana de las estrellas es, simultáneamente, un espectáculo de la NBA y un breve respiro para los jugadores, tanto para los seleccionados como para los que no lo son, durante la agitada temporada regular. Esperar una alta dosis de competitividad de los 24 elegidos es una tarea difícil, y la liga se encuentra en una posición complicada: ni el dinero, ni el orgullo, ni la defensa de la propia conferencia son suficientes motivos para que figuras como LeBron James, Steph Curry, Kevin Durant y otros se arriesguen a jugar un partido más y potencialmente lesionarse.
La NBA probablemente encontrará una solución temporal, un remedio rápido, antes de que sea necesario realizar un cambio más profundo. Sin embargo, si la posibilidad de organizar un enfrentamiento entre Estados Unidos y el resto del mundo está siendo considerada, al menos merece ser contemplada durante un año, aunque implique el riesgo de ser un fracaso.