Hay una palabra que se repite entre los cinco protagonistas de este artículo: cercano. Así es como Javi Casquero, Alberto Lora, Tomás Pina, Javi López y Víctor Sánchez describen a Abelardo, quien fue su entrenador en distintas etapas en el Sporting de Gijón, Espanyol y Alavés. El técnico asturiano ha vuelto a estar en el centro de atención tras un altercado con un periodista durante la rueda de prensa posterior a la derrota de su equipo, el Cartagena, ante el Oviedo por 1-0. Dos días después, Abelardo llamó a Juan Pedro Hurtado, el periodista de Onda Regional involucrado, para disculparse por lo sucedido. Nosotros buscamos trazar un perfil de cómo es Abelardo fuera de los micrófonos; en el vestuario y en su relación directa con los jugadores. Algunos se sorprenden por su reacción, otros no tanto.

Sus primeros pasos como técnico en el Sporting

«Primero me entrenó en el filial del Sporting, cuando estábamos en Segunda B, y luego en el primer equipo, cuando ascendimos en la temporada 2014-2015. Son etapas distintas. Pasar de ser entrenador de un filial, donde trabajas con jugadores muy jóvenes en su última fase de formación, a dirigir en el fútbol profesional, cambia un poco la relación con los jugadores. Pero siempre lo recuerdo como un entrenador muy cercano, siempre buscando sacar lo mejor de cada jugador. Como también fue futbolista, y además a un nivel muy alto, nos resultaba de gran ayuda», comenta Alberto Lora sobre sus dos etapas bajo la dirección del técnico gijonés, en el filial durante la campaña 2008-2009 y en el primer equipo del Sporting de 2014 a 2017.

Por un par de meses, Lora no coincidió con Javi Casquero en el primer equipo, pero ambos compartieron a Abelardo como entrenador en los inicios de su carrera técnica. Casquero se retiró al finalizar la temporada 2013-2014, la misma en la que Abelardo debutó como entrenador del primer equipo, tras sustituir a Ramón Sandoval el 4 de mayo de 2014.

«Aunque él no tenía experiencia en el fútbol profesional, conocía muy bien lo que era el Sporting y Mareo. Ya le conocía de su etapa en el filial; coincidimos en Mareo y hablábamos un poco de fútbol, del equipo. Habíamos jugado en contra y alguna vez coincidimos en Ibiza, donde ambos veraneamos. Teníamos una relación cordial, así que lo primero que hice fue acercarme y decirle: ‘Míster, en lo que pueda ayudarte, aquí estoy. Más allá de si juego o no, lo importante es que al equipo le vaya bien’. Me puse a su disposición, sin crearle ningún problema, al contrario. Logramos entrar en playoff y siempre tuve una actitud de cercanía hacia su cuerpo técnico, que llegaba nuevo. Yo era el más veterano y sentí que mi papel era ayudarle. Para él, era un gran reto dirigir a su Sporting, y me lo agradeció», recuerda el exmediocentro toledano, quien describe su relación con Abelardo como «cercana, con un trato fantástico, basado en la sinceridad, mirarnos a la cara y, sobre todo, respeto mutuo: yo hacía su carrera como futbolista y entrenador, y él hacia mí por mi trayectoria y por mi disposición a ayudarle cuando tomó el equipo».

Esa ayuda terminó siendo recíproca. «Entramos en playoff y yo ya tenía en mente mi retirada y el objetivo de sacarme el título de entrenador. Empecé el nivel 2 y le comenté que debía ir a Madrid, y me ayudó con un par de permisos. Nuestra relación fue más allá de jugador-entrenador, porque hablábamos mucho de fútbol, de lo que pasaba en el vestuario. Yo tenía un rol diferente e intentaba ayudar tanto a él como a los jóvenes, ya que cuando llegó, confió mucho en los chicos de Mareo que conocía del filial», cuenta Casquero.

Alberto Lora, quien ascendió al primer equipo desde el filial, también recuerda esa primera temporada de Abelardo en el Sporting, en Segunda división, y habla de la ayuda que brindó a los jugadores. «Era cercano, muy intenso en su deseo de sacar lo mejor de cada jugador. Se ponía en nuestro lugar, entendía lo que estábamos viviendo o lo que podía pasarnos por la cabeza, e intentaba ayudarnos en todo momento. La temporada siguiente al ascenso, la de la permanencia, fue muy complicada. El Sporting tenía restricciones y no podía fichar, lo que nos hizo sufrir mucho, pero logramos salir adelante. El club atravesaba serios problemas económicos, llegamos a estar cuatro o cinco meses sin cobrar, y fue un año difícil. Abelardo nos apoyó muchísimo. Como exfutbolista, había pasado por experiencias similares y brindó su ayuda, especialmente a los más jóvenes, para que todos estuvieran lo más cómodos posible», cuenta Lora, quien también admite que hubo momentos en los que el técnico mostraba su lado más serio y estricto.

«Lo que más me gusta de los entrenadores es que sean sinceros, que vayan de frente y te digan las cosas a la cara. Cuando se enfadaba y sacaba su genio, era porque debía hacerlo, y me parecía bien, ya que siempre lo hacía con la intención de sacar lo mejor del grupo. Nos exprimió al máximo para lograr los objetivos, y ese año que ascendimos fue increíble. Al principio de la temporada no esperábamos luchar por el ascenso, pero lo conseguimos», destaca Lora, quien sonríe al admitir que no le sorprendió la reacción de Abelardo en la rueda de prensa: «No, no, para nada. Ya le conocíamos y sabíamos cómo era».

Además, el exfutbolista madrileño recuerda otra rueda de prensa de Abelardo durante su etapa en el Sporting que fue muy comentada a nivel nacional. «Fue cuando estaba con el jefe de prensa al lado y le estaban criticando». Esto ocurrió el 29 de noviembre de 2016, después de perder 1-2 contra el Eibar en la ida de los dieciseisavos de la Copa del Rey en El Molinón. Un periodista de Marca le preguntó por el cambio de Burgui por Carlos Castro, que había sido pitado por la afición, y Abelardo se alteró. «Siempre vais a lo puto negativo. Tú y tu puto periódico Marca. No sois sportinguistas porque siempre buscáis la mierda, así de claro», respondió el técnico asturiano. Aunque el jefe de prensa, Leli Rubiera, intentó calmarlo, no tuvo éxito: «Calla, Leli, que estoy súper tranquilo. Me estoy quedando más a gusto que la madre que me parió».

«Quizás en otro momento habría optado por quedarse callado y mantenerse tranquilo, pero en esa ocasión le pilló con ganas de responder y se calentó bastante», recuerda con humor Lora, quien afirma que «incluso lo puedo entender». Además, destaca la diferencia en el comportamiento de Abelardo dentro y fuera del vestuario. «No es lo mismo cómo se muestra con sus jugadores que con la prensa. En el mundo del fútbol hay muchos factores importantes, pero el futbolista es quizás el más crucial. Nosotros nos debíamos al club y él, como entrenador, nos dirigía, así que no podía estar en constante confrontación con nosotros. Tampoco quiero decir que se peleara con los periodistas, pero entiendo que a veces buscan provocar a jugadores o entrenadores, y es lógico que él se pusiera a la defensiva y se defendiera de ciertos ataques. Además, en aquel momento sufrimos críticas que no merecíamos, sobre todo por los problemas que estábamos atravesando», explica Lora.

Por su parte, Casquero, que compartió pocas semanas con Abelardo, describe un día a día basado en «comprensión y correcciones en el juego», lo que hace que se sorprenda de esta otra faceta del técnico. «Me sorprende mucho, me llama muchísimo la atención, porque en esas situaciones muestra una imagen más distante, cortante y casi inaccesible, y él no es así para nada. En el trato cercano es un tipo muy llano, simpático, muy buena persona y muy amable. Forma parte de esa escuela de entrenadores que busca tener una relación directa con el jugador y cuidar el vestuario. Era muy medido en los entrenamientos, y luego ves sus reacciones en las ruedas de prensa y no lo reconozco», comenta entre risas Casquero, reflexionando sobre los posibles motivos detrás de esos arranques de Abelardo frente a los medios.

«Es un tipo que le cae bien a todo el mundo, pero en las ruedas de prensa parece que se transforma. Hay que considerar su trayectoria y las experiencias que ha vivido en otros clubes, y quizás eso ayuda a entender mejor por qué reacciona así o por qué se pone esa coraza. Es posible que el último periodista no fuera el único responsable y que haya pagado con él frustraciones acumuladas de otras situaciones. No puedo decir nada malo del Pitu, porque fíjate que ni siquiera jugaba y aun así estoy hablando bien de él», comenta entre risas Javi Casquero.

Las dos etapas en el Alavés

En el Sporting de Gijón, Abelardo logró un ascenso y, en la campaña 2015-2016, una permanencia en la última jornada ante el Villarreal, como mencionó Lora. Sin embargo, el 17 de enero de 2017, rescindió su contrato de mutuo acuerdo con el club en medio de una grave crisis de resultados y de identidad. Abelardo decidió renunciar a los tres años de contrato que le quedaban, afirmando que «el sportinguismo es más importante que el dinero», mientras lloraba en su despedida ante los medios. Casi un año después, el 1 de diciembre de 2017, asumió el banquillo del Alavés, donde había jugado la temporada 2002-2003, y donde tendría dos etapas como entrenador: de 2017 a 2019 y en 2021. En ambas, Tomás Pina vestía la camiseta blanquiazul.

A la tercera en el Espanyol, la vencida

El 27 de diciembre de 2019, Abelardo llegó a un Espanyol que ocupaba la última posición, la misma en la que dejó al equipo tras ser destituido el 27 de junio de 2020. En su segunda etapa en el Alavés y en esta en el Espanyol, Abelardo asumió el banquillo en sustitución de Pablo Machín.

«Si bien Machín tenía más carácter y le costaba más gestionar, con Abelardo todo fue muy fluido, a pesar de que los resultados no acompañaron», recuerda Víctor Sánchez sobre su tercer técnico en la campaña 2019-2020, donde el equipo blanquiazul estuvo bajo la dirección de Gallego, Machín, Abelardo y Rufete.

El abismo en Cartagena

La quinta derrota del FC Cartagena en seis jornadas de LaLiga Hypermotion ha puesto en una situación delicada a ‘Pitu’ Abelardo, quien fue abucheado por su propia afición en los minutos finales del partido contra el Cádiz, donde se escucharon gritos de «Pitu, vete ya». El técnico se presentó en rueda de prensa tras el encuentro para analizar los noventa minutos y la situación actual de su equipo.

Abelardo tiene claro cuál es el problema. «Estamos en una fase en la que cualquier error nos penaliza. Debemos esforzarnos por evitarlos», reiteró. También amplió su análisis a partidos anteriores: «Necesitamos mejorar en el aspecto defensivo. No hemos logrado mantener la portería a cero en ningún encuentro, y así es muy complicado ganar. Además, hemos cometido errores graves que no podemos permitirnos», afirmó.

Nada pudo hacer el técnico asturiano, los malos resultados y sus discrepancias con la prensa llevaron a su destitución en el Efesé. Actualmente, se encuentra sin equipo.