La maratón representa una de las competiciones más desafiantes en el mundo del atletismo. Requiere una resistencia física sobresaliente, una fortaleza psicológica sólida y la implementación de un plan estratégico de carrera para alcanzar resultados excepcionales, tal como lo han logrado en el más alto nivel el keniata Kelvin Kiptum y la etíope Tigist Assefa, quienes ostentan los récords masculino y femenino respectivamente en esta disciplina.

Una competición renovada

Kiptum estableció su récord en la Maratón de Chicago de 2023, registrando un impresionante tiempo de 2 horas y 35 segundos, una marca verdaderamente sorprendente. Por otro lado, Assefa alcanzó la línea de meta en la Maratón de Berlín del mismo año con un tiempo de 2 horas, 11 minutos y 53 segundos. Ambos casos destacados ejemplifican el dominio de los atletas africanos en el campo de la maratón en los últimos años. Su desempeño está desafiando los límites de la lógica, acortando los tiempos de las maratones más que nunca.

Más de cuarenta kilómetros

Dada la creciente popularidad global de las maratones, especialmente a partir de los años 60 con la inclusión de las mujeres en las competiciones, el conocimiento generalizado es que una maratón abarca una distancia de 42 kilómetros. Esta cifra es reconocida incluso por aquellos que no han participado en una carrera amateur. Sin embargo, el número exacto, 42.195 metros (equivalente a 42.19 km), tiene su origen en una curiosa historia que se remonta a 1908 y que determinó esta precisión en la distancia de las maratones.

El por qué de la distancia en la prueba

Aparte del relato histórico del correo griego Filípides en la Antigua Grecia, la maratón experimentó un momento crucial en los Juegos Olímpicos de Londres en 1908. En esta edición, un pedido especial de Alejandra de Dinamarca, quien ocupaba el cargo de reina de Inglaterra en aquel entonces, surgió de manera inesperada. Los organizadores optaron por atender esta solicitud especial, lo cual influyó significativamente en la evolución de la prueba.

Originalmente, la carrera estaba planeada para abarcar una distancia de 40 kilómetros, siguiendo el patrón de las tres ediciones anteriores de los Juegos Olímpicos. Sin embargo, se modificó la línea de salida para que los niños de la realeza pudieran observar desde el Royal Nursery, la guardería del Castillo de Windsor. Además, se determinó que la meta se situara directamente frente al área reservada para la reina en el White City Stadium, la sede de los Juegos de 1908. La distancia exacta entre el Castillo de Windsor y el palco real del White City Stadium resultó ser de 42.195 metros, una medida que finalmente se oficializó para la disciplina a partir de los Juegos de París en 1924.

Es innegable que la maratón representa un desafío descomunal incluso para los atletas mejor preparados, y triunfar en ella es el anhelo de todos, especialmente al establecer un récord mundial. Alcanzar esta meta demanda no solo un entrenamiento exhaustivo, sino también la habilidad para aprovechar la tecnología aplicada al deporte en todos sus aspectos. Sin embargo, el factor determinante siempre sigue siendo el atleta. Como señaló Tigist Assefa en una entrevista, «las zapatillas no corren solas».

Principales maratones en el mundo

Existen varios maratones de renombre mundial que atraen a corredores élite y aficionados por igual. Entre los más destacados se encuentran el Maratón de Boston, conocido por su historia y exigente recorrido; el Maratón de Londres, que combina monumentos icónicos con una gran atmósfera; el Maratón de Berlín, famoso por su ruta plana y propicia para récords; el Maratón de Chicago, conocido por su rapidez y escenario urbano; el Maratón de Nueva York, que atraviesa los cinco distritos de la ciudad; y el Maratón de Tokio, que ofrece una experiencia única al mezclar tradición y modernidad en su trayecto por la capital japonesa. Estos eventos son solo algunos de los maratones más prestigiosos a nivel mundial, cada uno con su propia historia, desafíos y atractivo para corredores de todas partes del mundo.