Jon Rahm, a sus 28 años de edad, se ha erigido como un ícono en la historia del deporte español. Originario de Barrika, este destacado golfista ha alcanzado la gloria al haber conquistado ya dos grandes títulos, lo que para muchos lo posiciona como el mejor jugador de golf del mundo en la actualidad. En un deporte marcado por divisiones entre el LIV Golf y el PGA, Rahm ha brillado con luz propia, evidenciado en su reciente victoria en el Masters de Augusta, el primer major de la temporada. Su destacado desempeño en la Ryder Cup, donde fue parte crucial en la conquista del equipo europeo, consolida su posición como uno de los nombres más destacados e innegables en el circuito golfístico internacional.

Claramente, esta situación se refleja en el aspecto financiero. En el golf, al igual que en disciplinas como el tenis o el boxeo, el éxito deportivo conlleva una recompensa económica significativa en forma de premios para el campeón. La consistencia de Jon Rahm en cuanto a sus logros lo coloca entre los golfistas que más ingresos han obtenido exclusivamente por premios.

El gran premio del Masters de Augusta

Además de obtener la codiciada chaqueta verde y otros reconocimientos reservados para el vencedor del Masters, Jon Rahm se llevó a casa una considerable suma de dinero por su triunfo en Augusta. En total, el premio ascendió a 3.240.000 dólares, una cantidad superior en 634.000 dólares respecto a lo que ganó Scottie Scheffler al triunfar en la edición del torneo en 2022. Esta cifra se vuelve aún más llamativa al compararla con los 90.000 dólares que Severiano Ballesteros ganó en 1983, una victoria que fue recordada a lo largo del día del domingo, ya que se cumplían 40 años desde aquel logro.

En su totalidad, el Masters de 2023 distribuyó una bolsa de premios de 18 millones de dólares, aumentando en tres millones respecto a la edición anterior. Como dato curioso, Sam Bennet, el mejor jugador amateur del torneo, quien terminó empatado en la decimosexta posición, no recibió ninguna compensación económica debido a su condición de no profesional. En cambio, Tom Kim, Sungjae Im, Joaquin Niemann, Justin Rose, Shane Lowry y Hideki Matsuyama, quienes también finalizaron en esa misma posición, se llevaron cada uno un premio de 261.000 dólares.

La regularidad trae más beneficios

La característica distintiva que destaca a Jon Rahm y lo consagra como el principal golfista del mundo es su constancia. Su presencia constante en los primeros puestos es notable: rara vez flaquea o cede terreno en la competición. En un deporte tan impredecible como el golf, donde la paridad es extrema, las distinciones se definen por mínimos detalles y la suerte juega un papel crucial, Rahm se convierte en una excepción notable.

Claramente, considerando que los premios suelen distribuirse entre los primeros puestos de cada torneo, esto también le ha generado considerables beneficios económicos. De acuerdo con el portal Spotrac, sumando lo obtenido en Augusta, Rahm ha acumulado un total de 77.234.151 dólares en premios a lo largo de su carrera.

Esta suma se desglosa en dos partes: 51.546.651 dólares ganados en premios, a los que se suman 9 millones de dólares otorgados por el PGA Tour Player Impact Program (PIP, por sus siglas en inglés). El PIP, conocido comúnmente por ese acrónimo, es una asignación que la PGA destina anualmente desde 2021 para reconocer a los 10 jugadores más destacados del circuito, basándose en una serie de criterios que se mantienen en secreto. Este programa es una respuesta directa a la fuga de talentos hacia financiamientos saudíes que ha ocurrido desde la creación del LV Golf.

Otros ingresos de Jon Rahm

Desde luego, los premios por triunfo no constituyen la única fuente de ingresos para un golfista de élite como Jon Rahm. Además, el golfista vasco cuenta con una gama de patrocinadores personales cuyos logotipos se exhiben en su vestimenta de juego. En conjunto, Rahm cuenta con patrocinios de marcas como Callaway, TravisMathew, Blue Yonder, Rolex, Mercedes-Benz, Maestro Dobel y Silverleaf Club. Sin embargo, las cantidades acordadas en estos contratos no se encuentran disponibles al público.

El ofertón de Arabia

La aparición del LIV Golf, un circuito respaldado por Arabia Saudí que ha logrado atraer a varios de los nombres más destacados del golf mundial gracias a ofertas económicas sustanciales, ha dividido el mundo del golf en dos. ¿Sus estrategias? Ofrecer una bolsa de premios por torneo equiparable a la de un evento de gran relevancia y, especialmente, brindar bonificaciones por fichajes que representaban una suma de dinero garantizada extremadamente tentadora de rechazar.

Jon Rahm recientemente se unió al LIV Golf a cambio de una suma que posiblemente exceda los 500 millones de dólares por un contrato de cuatro años. Es importante señalar que esta cantidad sería exclusivamente para el golfista vasco por participar en el circuito respaldado por el Fondo de Inversión Pública saudí. Aparte de esta cifra, se sumaría cualquier ingreso que Rahm genere por sus logros deportivos.

Así, Rahm consigue la oferta más cuantiosa jamás realizada por el LIV Golf, superando el récord previamente establecido por Phil Mickelson. El renombrado golfista zurdo, quien a sus 52 años obtuvo el segundo puesto en el Masters 2023, recibió 200 millones de dólares por unirse al LIV Golf. Mickelson era la figura principal de un proyecto que también reclutó a destacados nombres como Dustin Johnson o Bryson De Chambeau, quienes aseguraron acuerdos cercanos a los 100 millones de dólares.

Inicialmente, Jon Rahm se mantuvo leal al PGA Tour y expresó abiertamente su posición al respecto. El golfista vasco destacó que una de las razones fundamentales por las que se dedica al golf es la rica tradición inherente al deporte, motivo por el cual prefería permanecer en ese circuito. Llegó a mencionar: «Para ser honesto, podría retirarme en este momento y llevar una vida muy plena sin jugar nunca más al golf. Nunca he jugado por dinero, sino por amor al juego y por competir con los mejores del mundo. Siempre he valorado la historia y el legado del deporte, y el PGA Tour representa precisamente eso».