Pocos debuts en la UFC han generado tanta expectación. El estreno de Aleksandre Topuria y Colby Thicknesse en UFC 312 fue uno de los momentos más destacados del evento, y no era para menos. La intriga estaba servida: tras meses de espera, los aficionados por fin pudieron ver en acción a Alek, hermano mayor de Ilia Topuria. Como si eso no fuera suficiente, en la esquina opuesta lo esperaba un discípulo de Alexandre Volkanovski.
La pelea captó toda la atención antes, durante y después del combate. «El Conquistador» no decepcionó, logrando una contundente victoria por decisión unánime (triple 30-27) y dejando un momento memorable con un espectacular suplex al final del primer asalto.
Un artista marcial
Topuria lo resumió a la perfección al finalizar el combate: «Soy un artista marcial mixto, no un boxeador». Con esta declaración, dejó claro que domina todas las facetas del deporte y que su actuación fue una muestra completa de sus habilidades. Aunque en algunos momentos pareció guardarse una marcha más, su exhibición fue incuestionable. Tras dos años sin competir, con apenas tres semanas de adaptación en el otro extremo del mundo (el evento se celebró en Australia) y frente a un rival de gran nivel, su victoria por decisión unánime no deja espacio para críticas.
Topuria cumplió con creces y siguió los pasos de su hermano Ilia, quien también debutó con un triunfo contundente en las tarjetas. Las circunstancias fueron diferentes, pero el resultado fue el mismo: un paso adelante y un mensaje claro de que está listo para aspirar a lo más alto.
Un comienzo soñado
Alek salió con una calma absoluta. En su esquina, esta vez era Ilia quien daba las instrucciones. Un debut en UFC puede generar nervios, pero no en «El Conquistador». En cambio, Thicknesse sí mostró cierta inquietud. Topuria lo fue acechando con precisión, conectando golpes potentes y neutralizando cada intento del australiano por derribar o atacar con sus piernas. Un trabajo impecable. El hispanogeorgiano, con 29 años, mostró una efectividad superior al 50% en el golpeo durante el primer asalto, dañando a su rival y tocándolo con una derecha que pudo haber cerrado el combate. Sin embargo, no se precipitó. Peleó con inteligencia y dejó un momento para la historia con un espectacular suplex en los últimos segundos del round.
El segundo asalto encontró a un Thicknesse más sereno, pero Topuria no bajó el ritmo. En esa ronda, dominó con sus patadas y anuló cualquier intento de reacción del australiano. Ya en el tercer y último episodio, «El Conquistador» llevó la pelea al suelo y desde ahí impuso su control absoluto. «A veces las cosas no salen como sueñas, Colby me ha dado un gran combate», reconoció al finalizar. Todo peleador aspira a terminar antes del límite, pero pocos saben manejar el ritmo para asegurar una victoria sólida. Aleksandre lo hizo a la perfección.
En su esquina, Ilia, con una sonrisa de orgullo, esperaba a su hermano para inmortalizar el momento con un selfie. Debut cumplido, ahora toca seguir avanzando. La era de «El Conquistador» ha comenzado.
Un familia luchadora
Aleksandre Topuria nació el 28 de enero de 1996, apenas un año antes que su hermano Ilia, quien llegó al mundo el 21 de enero de 1997. Su corta diferencia de edad los convirtió en compañeros inseparables, compartiendo cada etapa de su vida. Aunque ambos nacieron en Halle, Alemania, a los 8 y 7 años, respectivamente, su familia se trasladó a Georgia, donde dieron sus primeros pasos en los deportes de combate, iniciándose en la lucha grecorromana.
En busca de un futuro mejor, los padres de los Topuria emigraron a España. Con 16 y 15 años, Aleksandre e Ilia llegaron a Alicante, donde su madre, Inga, se propuso que continuaran su formación deportiva. El destino los llevó al Climent Club de una manera digna de película. Poco después de instalarse, su madre caminaba por la calle cuando notó a un hombre con las clásicas orejas de coliflor, una señal inconfundible de los luchadores. Intrigada, le preguntó dónde entrenaba. Al día siguiente, sin dudarlo, llevó a sus hijos al gimnasio. Desde ese momento, los Topuria nunca más se alejaron de aquel lugar.
Bajo la tutela de Agustín y Jorge Climent, los hermanos perfeccionaron su técnica en grappling y lucha en el suelo. Sin embargo, mientras Ilia ascendía rápidamente en las MMA, Aleksandre tuvo un camino más complicado. Debutó en 2015 con dos victorias consecutivas, pero sufrió un duro revés al caer por nocaut técnico ante el búlgaro Ivo Ivanov. En lugar de seguir compitiendo, Aleksandre tomó una decisión difícil pero significativa: apartarse del octágono para enfocarse en el desarrollo de su hermano. Dejó su propia carrera para impulsar la de Ilia, una elección que, con el tiempo, ha asegurado que volvería a hacer sin dudarlo.
Sin embargo, su historia aún no había llegado a su capítulo final. En 2021, tras seis años alejado de la competición profesional, regresó con una serie de victorias demoledoras, todas por nocaut técnico en el primer asalto. Actualmente, su récord es de cinco triunfos y una sola derrota, con un impresionante porcentaje de finalizaciones, tanto por nocaut como por sumisión.
Ahora, Aleksandre está listo para su mayor desafío. Su esperado debut en UFC será en UFC 312 en Sídney, donde se enfrentará al australiano Colby Thicknesse. La comunidad de las MMA sigue de cerca este combate, conscientes de que podría marcar el inicio de una nueva era en la división de peso gallo. Si Ilia ha demostrado ser una fuerza imparable en UFC, muchos creen que Aleksandre podría seguir sus pasos. «El Conquistador» ha llegado, y no tiene intención de quedarse en la sombra.